Labios Compartidos

Paa no habia mutado de esto xDD.
Taa taa son las 4 y media de la noche y me acabo de despertar, o mas bien de levantar porque no me podía dormir.
Bien
Sabes que me mola tu fic, y que irremediablemente has conseguido enamorarme de ese puto asqueroso que se queda con el Billoncio de Tom :'(
Pero tranqui, lo superaré.
AH!
Y sigo siendo Team Tom xD
Lov u!

Boo loco! Nadie quiere TWC? xDD Fuck off

sii son unos amargados ¬¬

I support u my love xD

oh no lo habia vistoo!!! esta buenooo!!!
seguilo q me copoo!!
aguante el TWC!!!

ESAAAA BIEEN AHI VOS JAJAJA

hahaha ves lo voy a colgar solo por ella C:
dejo el primer cap

Capítulo 1
“Haz un esfuerzo por llenar de nuevo tu vida con un poco de fantasía” Paulo Coelho, La bruja de Portobello.
Dicen que la fama es un arma de doble filo, así como te levanta por las nubes, te deja caer y golpearte la cabeza contra el asfalto sin aviso, te consume lenta y agónicamente. Se lleva lo mejor de ti, hasta hundirte en la más grande de las miserias. Tienes dinero pero ¿Y qué? Hay cosas que él dinero no puede comprar, la felicidad, el amor, la amistad… quizá pueda pagar una mentira, pero con ello no basta.
Y es que la felicidad es algo espontaneo, efímero; Muchas veces no sabemos apreciarla cuando la tenemos en frente de las narices, miles de veces creímos ser felices cuando de verdad no lo éramos, ¿Por qué? ¿Qué es el dinero y la fama cuando tu vida está vacía? ¿Cuándo sientes que hagas lo que hagas no consigues llenarla? ¿Cuándo no encuentras ese motivo que despierte en ti una autentica sonrisa? ¿Qué fue de las lágrimas de felicidad? ¿Dónde enterramos nuestros sentimientos?
Cuando hoy recuerdo que eran esas cosas que me hacían feliz antes, mi cerebro no es capaz de asimilarlo, llegué a creer que las cosas materiales eran lo único capaz de despertar en mí esa excitación de tener algo que los demás no, de poder lucirme como ningún otro…
Habiendo países totalmente devastados yo me doy el lujo de gastar lo que me sale de las narices en ropa, coches y adicciones. Niños en el mundo asustados y sin unos brazos que los cobijen y yo negando el cariño de mi familia.
Si me preguntaran hoy en día ¿Qué te hace feliz? Mi respuesta sería totalmente distinta a la que seguramente hubiera dado unos cuatro años atrás, hoy diría el olor a tierra y césped mojado luego de la lluvia, el sonido de las olas del mar cuando rompen contra las rocas, el cantar de los pájaros, disfrutar una buena película con una buena compañía, matar las horas con los amigos de verdad, su sonrisa…
Pero por sobre todas las cosas la música, es algo que para mi va mas allá, el poder perderte en la melodía, emocionarte con la letra, ser la canción. Sentirte poderoso cuando la canción es poderosa, sentir nostalgia con canciones viejas, sentir la felicidad en esas canciones alegres que cuando las escuchas te dan ganas de ir y abrasar a la primera persona que encuentras.
La felicidad es algo tan simple, tan mágico y puro.
Cinco años de mi vida, que pensé habrían sido los mejores, hoy se ven totalmente opacados, por esto mismo, verdadera felicidad…
Sé que sonará muy cursi, pero cuando el amor golpea a tu puerta no puedes dejarlo pasar, porque es un tren que solo pasa una vez y si lo pierdes te arrepentirás toda tu vida.
Paul… puede que no fuera el más guapo, ni tuviera un gran sentido del humor, pero para mí era simplemente perfecto, porque es el único que llegó a quererme de verdad, cuando los telones caen y las apariencias desaparecen, por lo que verdaderamente soy, por mi esencia y no el personaje que aparento ser.
Quizá esto sea un nuevo comienzo, el que estaba esperando, el que estábamos esperando sería más correcto decir. Hoy nos mudábamos juntos, finalmente luego de 2 años juntos. No es que lo hayamos retrasado por miedo o algo parecido, sino que simplemente éramos felices de esa forma… pero ha llegado el momento de cambiar, algunos aspectos de nuestra vida, sincerarnos… al menos yo.
El día de verdad pasó volando pero a la vez fue sumamente agotador a pesar de la ayuda, si olvidé mencionarlo, mamá insistió en que tenía que ayudarnos a poner las cosas en su lugar, y para mi sorpresa no fue la única que vino, si no también Tom…
-¿Cielo estás seguro de que no quieres que me quede para terminar esto?- dijo señalando las cajas en la cocina y en el que sería mi cuarto
Oh no, como era de esperar, la faceta de súper mamá salió a la luz, no es que molestara, no del todo, pero creo que ya era tiempo de que aceptara el hecho de que su hijo tiene 24 años, aunque creo que para ella siempre seremos sus bebés.
“Me entenderás cuando tengas hijos” já, irónico, hace dos años que usa esa frase ahora simplemente dice “cuando tengas más responsabilidades...” como un simple hecho, puede cambiar tantos aspectos de tu vida.
-Mamá, déjalo así aprenderá a no traer tantas porquerías- la voz de Tom vino desde el cuarto
¿Pero este chico no tiene mejores cosas que hacer más que escuchar las conversaciones ajenas? Será una costumbre, porque desde niños siempre sabía todo lo que ocurría en la casa, incluso él supo antes que yo que mamá y papá se iban a divorciar. Y a pesar del dolor… siempre trató de ocultármelo, salíamos a jugar casi todos los días a el parque que estaba en la esquina de la que fue alguna vez nuestra casa, todo para que no escuchara las continuas peleas de nuestros padres.
-¿Estás llamando porquerías a mi ropa?- dije fingiendo enfado
Solía hacer gestos y exagerar mis expresiones corporales, solo para picarle, y lo mejor de todo es que funcionaba, a Tom nunca se le dio muy bien el notar cuando alguien le miente o usa un tono sarcástico, por el contrario a mi si se me daba muy bien, existía solo una persona capaz de mentirme y a la que yo no podía interpretar sus intenciones, el mismo Tom. Supongo que era una especie de particularidad, yo podía mentirle sin que él lo notara y él a mi sin que yo lo notara. Pero dudo mucho que lo hiciese ya qué siempre fue muy sincero, demasiado para mi gusto diría.
-A tu ropa, a tus complementos, a tu maquillaje, y a todos esos papeles- Tom salió del cuarto acomodándose la camisa que ese día llevaba, cruzamos miradas fugazmente, voilá sinceridad cien por ciento Tom.
-Pues para que sepas necesito toda la ropa para vestirme como una persona decente, no como tú, los complementos ayudan aún más y mi maquillaje, termina la obra maestra que es mi apariencia- dije sonriendo con satisfacción por mi respuesta
-Y las 2 cajas de hojas y folios ¿Qué son?- La madre que lo parió… por qué no puedo simplemente alejarme de mi pasado y que nadie me lo recuerde cada cinco minutos
-Son… canciones viejas, esas si son porquerías, tendría que votarlas- comenté al tiempo que me rascaba el cuello con nerviosismo
-Bill por tu bien espero encontrar mi camiseta favorita- Los gritos de Paul desde la habitación fueron mi salvación, de verdad que la situación se estaba tornando un pelín incomoda.
-¿Hablas de el pedazo de trapo blanco, con algo borroso en el medio que parece ser un oso y un agujero a la altura del pecho?
-Si esa misma, como le hallas hecho algo date por muerto Bill Kaulitz
Tuve que cubrirme la boca para no reír al recordar a Paul usando esa camiseta, mira que al hacer las maletas estuve tentado de tirarla, pero no lo hice, parecía todo menos un modelo usándola.
A si, olvidé mencionar que Paul es modelo, pero creo que ya debían de suponerlo porque lo normal en el círculo de la fama es involucrarte sentimentalmente con otro famoso, porque no te quedará esa duda tan común “¿me quiere por mi dinero?” “¿es por lo que piensa que soy?” a pesar de los egos y envidias, tienes esa seguridad de que no es por lo que tienes, si no por lo que eres. Sé que suena prejuicioso pero no puedo evitarlo, he tenido malas experiencias antes, y pudiendo evitarlas, simplemente lo hago.
-¡Aquí está! – dijo en una especie de chillido, mi madre soltó una risita por lo bajo cuando apareció… tenía puesto el pedazo de trapo.
-A mi no te me acerques con esa cosa puesta- le dije cerio
-Bueno Tom creo que será mejor que nos vallamos, luego te llamo hijo- solo atiné a ver como ella y Tom abandonaban la casa, este ultimo dedicándome una mirada significativa.
La mía se posó en Paul, como odiaba esa maldita camiseta, pero a la vez me daba tanta gracia y se me hacía muy tierno.
Me acerqué a él lentamente, repasándolo de arriba abajo, sus ojos grises buscaron los míos, en un vaivén casi mágico, al tiempo que mis brazos rodeaban su cuello. Mis labios se dirigieron a su boca, deteniéndose unos milímetros antes de tocarla, acaricié la punta de su nariz con el tabique de la mía, lentamente, respirando su aroma. Con un último suspiro sellé sus labios con los míos, dando por perdida mi cordura en ese momento de ensueño.
No era consciente de que el tiempo pasaba, ambos seguíamos de pié con los labios unidos en pequeños y casi imperceptibles roces, el sonido característico, de humedad flotaba en el aire, fundiéndose con los del exterior, dejándonos una sensación de acogida. Estábamos en casa.
Al fin teníamos nuestro lugar de intimidad, un lugar en el cual podíamos expresarnos como quisiéramos, donde las limitaciones ya no existían, las barreras habían caído.
Como diría mi profesora de educación cívica, con un derecho, viene una responsabilidad, la nuestra era el poder mantener decente el piso, y no matarnos entre los dos por pasar tanto tiempo juntos.
Sus manos seguían aferradas a ambos lados de mi cintura, dibujando pequeños círculos con la yema de los dedos, con pereza separé su rostro del mío unos milímetros para mirarlo a los ojos. Su mirada vagó por mi rostro, transmitiéndome serenidad. Podría pasar horas, días viendo sus ojos, abrazado a él, me sentía tan vivo.
-Creo que tenemos que terminar de ordenar las cosas- murmuró Paul haciendo que con cada movimiento de sus labios estos se rosasen contra los míos.
-No, ahora quiero ver una película, ya lo arreglaremos mañana- al tiempo que replicaba hacia unos morros de lo más tontos
Paul soltó una risita al tiempo que llevaba uno de sus dedos a mi boca y la empujaba para que tomara el aspecto de siempre.
-Pero yo elijo la película
-¡No! Vas a poner esas películas de acción tontas que nunca entiendo- lloriqueé
-Exacto…- una suave carcajada escapó de él luego de eso.
Sin avisarme previamente pasó uno de sus brazos por la parte trasera de mis rodillas elevándome en el aire, mi auto reflejo fue aferrar más el agarre en su cuello. Sonreí ante el gesto al tiempo que escondía mi rostro en su cuello, impregnando me en su aroma.
Delicadamente me dejó en el sofá que esa misma tarde habíamos colocado en la sala de estar y fue hacia el televisor donde también estaba el reproductor de DVD’s y las películas, pasó cerca de un minutos mirando entre ellas, hasta que vi como levantaba una, Hércules. Le dediqué una amplia sonrisa al tiempo que asentía, él simplemente puso en marcha todo y volvió a mi lado sentándose en mi regazo, solía hacerlo para fastidiarme.
-Sal de arriba mío que pesas- mentí, la verdad es que me encantaba su cuerpo, era proporcionado y su musculatura no muy pronunciada, solo la necesaria para dejarme medio tonto cuando se paseaba por el cuarto sin camiseta, ahora que lo pensaba, lo podía hacer por toda la casa, ya no habían más personas que él y yo.
-Bill nos falta algo… pero no sé que es – dijo frunciendo el ceño en una mueca muy graciosa
-Cariño se puede notar a la legua que eres modelo, eres hueco y además… ouch- no pude completar mi frase ya que me dio una colleja.
-Lo que faltan son las palomitas de maíz- su cara de felicidad por recordarlo, no tenía precio. Le vi salir rápidamente a la cocina en busca de una de esas bolsitas para microondas, eran una de la pocas cosas de comer que habíamos traído, bueno era la base de nuestra dieta, casi siempre mirábamos películas a la noche, y la cena eran las palomitas, ¿para qué perder tiempo haciendo algo más elaborado?
-Ya solo nos quedan unas diez de estas- No había notado que se encontraba en el sofá junto a mí, su expresión de tristeza se me antojó muy graciosa.
Me acerqué a él sigiloso, tomé una de las palomitas, me la llevé a la boca y sonreí.
-¡Qué buen cocinero eres!- ironicé
-La próxima vez las haces tú majo- reí por lo bajo al tiempo que me posicionaba a horcajadas sobre él.
-¿No tienes ganas de comer otra cosa? – pregunté sugerente al tiempo que metía mi dedo en el agujero de su camiseta y acariciaba su pecho de arriba abajo.
No fui consiente en que momento el paquete de palomitas de maíz cayó al suelo, solo existíamos él y yo. La película seguía su curso más ninguna la veía. Mis sentidos solo captaron una pequeña parte.
“Siempre yo sentí, que en algún lugar, hallaría un hueco esperando por mí, sé que triunfaré y me aclamarán, una voz me dice que yo debo estar allí, se que llegaré, ese es mi destino, esforzándome, ya cercano estoy, llegaré al final, no me importa cual, al lugar de donde soy y a mi lugar me voy…”
Un nombre retumbó en mi cabeza en esos momentos, preguntándome a gritos que estaba haciendo, de cualquier modo yo solo quería alejarla de mí.

Ya me lo lei xDDDDDD
Como no comente nadie les hare cosas feas con los parlantes y pondre alguna cancion con mucha bateria y muchos bajos (6)
Perdon se me piro la pinzaa.

aay graciaas!!! *.*!
mm esta interesante, me gustaa!
seguilo prontito!! bsos!!

Capítulo 2

"No importa quiénes seamos, no importa dónde vivamos, todos tenemos unos límites... a veces reales, a veces imaginados. Muchos de nosotros nos contentamos con vivir dentro de esos límites; otros están obligados a ello. Pero algunos necesitan romper esos límites, atravesarlos para salir fuera, aunque lo que les espere fuera sea algo desconocido o aterrador."

Un poco más de sobra negra y mi maquillaje estaba por fin listo, me miré una última vez mí reflejo en el espejo, pasándome una mano por los cabellos, procurando estar lo mejor posible. Una vez me vi listo, tomé el bolso de mano y salí de la habitación.

Al llegar al sofá me encontré una escena de lo más peculiar, Paul se había quedado dormido en el sofá abrazado al control remoto, siempre hacia eso. Reí internamente al recordar que siempre que trataba de sacárselo despertaba alterado diciendo “estoy despierto”.

Me acerqué sigilosamente y le observé dormir, parecía tan tranquilo. Era como si un aura de paz lo rodeara completamente, acaricié su rostro su hombro al descubierto, su piel… que tantas veces había rodado entre las sabanas contra la mía, desnudas ante la pasión.

Le moví un poco para despertarlo.

-Paul- murmuré

-Estoy despierto- dijo abriendo los ojos rápidamente, solté una suave risita al tiempo que me inclinaba sobre él

-Me voy de compras que hace mucho que me apetece- susurré cerca de sus labios antes de sellarlos con un pequeño pico y separarme, consulté mi reloj, las 3 de la tarde – en la nochecita ya estaré aquí – me incliné para darle un último beso y levantarme

-Que no te coman las dependientas- rió antes de volver a cerrar los ojos.
Será guarro, le digo que me voy y ni se molesta en decirme que no vaya, pero por mi mejor. Eso era precisamente lo que más me gustaba de Paul, vive y deja vivir. Sé que me quiere, tanto como lo quiero yo a él, pero hay una única cosa que sé que lo dañaría si llegara a saber, pero no puedo evitar caer en la tentación…

Ni bien abandoné el edificio, subí al coche, perfectamente aparcado en el estacionamiento. Luego de dar contacto y sentir como el moto ronroneaba bajo mis pies y manos, salí como escopetado hacia mi destino. El centro comercial.

Al llegar, fui directamente hacia mi local preferido, Prada. Ya tenía en mente todo lo que iba a comprar, había echado un vistazo a la web de la firma, buscaba algo informal, pero elegante para una comida que tenía planificada con los padres de Paul.

Las dependientas se me tiraron prácticamente arriba, porque a fin de cuentas, era, o al menos lo fui hasta hace poco, famoso. Muchos me conocían simplemente por lo llamativo de mi aspecto, pero los más conocedores, sabían de mi pasión por la moda, y modestia aparte, mi buen gusto.

Porque el dinero no alcanza para estar bien vestido, puedes tener el dinero del mundo, tener millones de prendas y no vestir bien. Mi armario, aunque no lo crean en estos momentos contaba con 10 elementos básicos, que cualquiera debería tener y alguna otra cosa.

Como ya os comenté, creo haberlo hecho; la ropa y las cosas materiales ya no son lo que tiene prioridad en mi vida, compro algo nuevo simplemente cuando la ocasión lo amerita. Este caso por ejemplo.

No me entretuve dentro del lugar mucho tiempo, en menos de diez minutos ya estaba caminando hacia mi coche bolsas en mano. En ese momento si puse marcha hacia su piso.

Como siempre que llegaba, el portero me saludó con una sonrisa y me pregunto que tal estaba mi madre, ya que se llevaban la mar de bien, casi siempre que ella iba al edificio pasaban horas hablando de cosas… de la vida, supongo. Nunca he sido muy bueno para espiar las conversaciones ajenas.

Otra vez esa extraña sensación en el elevador, como que las paredes se cierran en torno a mi y yo simplemente quiero llegar, mamá me dijo que eso solo pasaba por las ansias de llegar “Nunca has sido de tener mucha paciencia” reía casi siempre.

Caminé nerviosamente hasta su puerta, miré a ambos lados cerciorándome de que no había nadie cerca y pulsé el timbre. Fue cuestión de segundos los que transcurrieron hasta que esta se abrió ante mí.

Apenas le vi, me lancé a sus brazos, mis piernas se ciñeron en torno a su cintura al igual que mis brazos a su cuello. Escondí mi rostro en el hueco de su hombro depositando un beso en este.

-¿Estás loco? Alguien podría haberte visto Bill- me susurró al tiempo que cerraba la puerta

-No hay nadie cerca- sonreí pícaro, mientras me enfrentaba cara a cara con él- Tranquilízate…
Mis labios fueron en busca de los suyos, fundiéndose en un cálido beso. Podía sentir todo su calor en ese momento, cuando nos devorábamos el uno al otro. Explorando cada parte de la boca contraria.

-Te extrañé- murmuró separándose un poco para poder respirar

-Y yo a ti, pero no podía venir antes, levantaría sospechas – dije frotando mi nariz con la suya – Solo han sido dos semanas

Sus ojos avellana captaron los míos en una significativa mirada. No podía evitar sentirme mal por él, pero no me arriesgaría a que Paul supiera la verdad, no, no esta.

Algunos, si no la mayoría me diréis hipócrita, pero es algo que no puedo evitar, simplemente no puedo alejarme de él. Debo dejar en claro, amo a Paul, es la mejor persona que jamás podría haber tenido de pareja… pero la carne es débil y no puedo evitar estremecerme cada vez que sus manos tocan mi cuerpo haciendo que por un momento olvide a Paul.

Me estoy quemando, su cuerpo es mi tentación y mi perdición. Este hombre es tan… peligroso. Por él podría perder todo lo que había conseguido en estos 2 años, pero no puedo dejarlo.

En estos momentos te preguntarás si es amor lo que siento por él… bueno, no exactamente, si siento cariño, un infinito cariño, por lo que él es para mí… pero no le amo. Y creo poder afirmar que nunca lo haré.

Lentamente sus fuertes brazos me depositaron en el piso, tomó con una mi barbilla y tiró ligeramente de esta para mirarme a los ojos.

-Estoy harto de esto- dijo muy cerio

Por un lado podía entenderlo, pero cuando yo ya había dejado muy claro el asunto, esto era pura y exclusivamente sexo, nada más y nada menos que placeres carnales.

-Ya sabías como son las cosas- dije resuelto- es así o nada, ¿Qué prefieres?
Su mandíbula pareció desencajarse por un momento y su boca formó una perfecta “o”, pude ver en su mirada la duda. Yo no solía contestarle tan bruscamente, porque de verdad casi nunca discutíamos del tema. Ambos sabíamos lo que queríamos, o al menos yo sí lo sabía.

-Sabes perfectamente que no dejaré a Paul – sentencié

Sus ojos eran dubitativos, parecía que de verdad estaba pensando la respuesta, sopesando las posibilidades, que eran básicamente seguir como ahora o terminar todo. Poco a poco su ceño fue volviendo a la normalidad, y su semblante se relajó.

-Y tú sabes perfectamente que no puedo dejar esto

Sonreí triunfal, justo lo que quería. Otra vez estarás pensado “Pero que tío hipócrita, toda la palabrería de antes y ahora trata de esta forma a una persona que por lo que se ve lo quiere” Con él no puedo ser de otra forma. O lo domino yo, o él a mí y sinceramente no estoy por la labor de dejarlo, como dije podría arruinarme todo lo que con tanto esfuerzo he logrado. O me pongo firme con lo que quiero y como quiero que salgan las cosas o se va todo a la mierda. Puede que sufra leves dejos de bipolaridad… más de una vez me lo he cuestionado.

-¿Entonces qué haces cuestionándote tonterías? podríamos estar aprovechando el tiempo en otra cosa – dije sugerente

Sus cejas se elevaron a su máximo, parecía que si no estuvieran pegados a su frente saldrían volando hasta el techo. No me respondió con palabras simplemente fue en busca de mi boca, apoderándose de esta de una manera tierna, lenta muy lentamente fue abriéndose paso, sentía su lengua rozarse con la mía, provocando cosquilleos que paralizaban todo mi cuerpo como si de descargas eléctricas se tratase.

Sus manos se posaron en mi cintura atrayéndome más hacia él, uniendo nuestros cuerpos en una perfecta armonía. Volví a la posición en la que nos vimos solamente unos minutos atrás, crucé mis piernas en torno a su cintura.

La ropa caía con cada nuevo paso hacia la habitación, mis manos recorrían su torso desnudo, al tiempo que me depositaba en la cama, donde nuestros cuerpos ardieron juntos, en un ritmo vertiginoso de lujuria y pasión.

Nos estábamos quemando el uno en el otro, podía sentirlo incinerarse en todo mi cuerpo, calmando mis ansias, saciando mi sed de su piel, desahogando mis más bajos impulsos, esos que te llevan hasta la locura y más allá.

Su cuerpo húmedo por el reciente esfuerzo reposaba sobre el mío, al tiempo que trataba de recuperar el aliento.

-Quisiera que todos los días puedan ser así- dijo sonriente

-No es posible, no todos- respondí de igual modo

Sus labios se posaron levemente en mi hombro desnudo, siguiendo un camino de besos hasta mi cuello, donde se deleito con él el tiempo que se le antojó necesario. Ahora su rostro se posó sobre este. En un movimiento un tanto delicado lo corrí de allí.

-Me tengo que ir- murmuré al tiempo que me incorporaba en la cama

Él ya sabía lo que eso significaba, una ducha juntos, antes de abandonar su cama y el edificio sin más. Una sonrisa picara se asonó en su rostro, dejándome ver una perfecta hilera de dientes blancos. Se paró sin necesidad de que ninguna palabra fuera dicha, pasando su brazo en torno a mi cintura.

---

Aparqué el coche cuidadosamente en el estacionamiento del edificio al tiempo que me desabrochaba el cinturón de seguridad. Me miré otra vez en el espejo, mi pelo lucía igual que hoy cuando abandoné mi hogar. El mohicano hacia atrás peinado con algo de laca.

Sin prestar mucha atención saqué las bolsas de las compras del maletero del auto. Parecía que me había tirado toda la tarde eligiéndolas. Reí internamente mientras llamaba el ascensor, cuando lo deseaba podía ser especialmente manipulador.

Caminé sin muchas ganas a la puerta de la casa, me llamó la atención que al entrar las luces estuvieran apagadas, pero no me tomé la molestia de prenderlas caminé a oscuras hasta el salón donde dejé las bolsas.

-Bill…- llamó la voz de Paul desde el dormitorio

Supuse que ya estaría acostado, aunque a las nueve de la noche era relativamente temprano para los dos. Me quité la chaqueta de camino al cuarto y dejé las llaves del coche en la mesita del recibidor.

Pero nada de lo que pudiera haber pensado pasó…

Al atravesar el umbral de mi habitación, decir que quedé estupefacto es no hacer justicia a lo que de verdad sentí en esos momentos, la cama estaba tendida con sabanas blancas y sobre ellas algunos pétalos color rosa muy pálido, las luces estaban bajas, dando una sensación más acogedora al lugar, sobre la cama Paul sin camiseta, con unos simples jeans y dos copas de champagne esperaba por mí.

-Pero… ¿Qué es todo esto?- logré articular luego de unos minutos de no creérmelo

-Mañana cumplimos dos años- dijo sonriente – no lo habrás olvidado ¿Verdad? – dijo alzando una ceja sugerente.

Me cago en la puta ostia y en toda mi estampa, el aniversario, si claro que me había olvidado, es que, ¡Cómo podría haberlo hecho! Rápidamente sonreí ampliamente para él.

-Claro que no, pero como es mañana, no me esperaba tal sorpresa- dije sacando mi mejor faceta de actor a la luz

Me acerqué lentamente hacia él y acostándome a su lado tomé una de las copas que tenía en sus manos.

-Por nosotros y dos años de felicidad- dije chocando los cristales que contenían aquel delicioso brebaje ámbar.

-Por nosotros- imitó Paul
Así que esto era lo que me esperaba luego de una tarde con Tom, una noche de amor con Paul.

aay q demas, pero... q traidor este Bill chee!!
yo q él me voy con Tom jiji!!( q morboso!)
demas el fic! seguilo pronto!!