by beverly- Spoiler:
Gracias a las tres
INCIENSO
Protegido contra el plagio en Safe CreativeResumen: Bill cuenta una historia desde la azotea de un hotel. Diserta consigo mismo a cerca de mil problemas relacionados con su pasado, con su presente y con su futuro hasta que todo se teje en una trama complicada de amor prohibido, drama y tragedia.
Advertencias: Sexo / Billshido / vocabulario fuerte.
Género: tragedia
Clasificación: +18
Publicado: 26.01.10
Actualizado: 16.04.10
Utilizaré citas y conversaciones de otras obras, como libros, películas o series de televisión. Cuando lo haga (si no es que se me olvida por completo, en cuyo caso, lo siento) lo marcaré con un asterico y pondré al final de dónde lo he sacado.
Os advierto que no sé cuánto tardaré en colgar, porque tengo más proyectos enmarcha, y mi prioridad es otro fic, no este. Así que tendréis que esperar un poco entre capítulo y capítulo, pero espero que valga la pena.
Dicho esto, aquí va.
Si lees, comenta, por favor. No estoy todo un mes currándome un capítulo para que no desperdicies un mísero minuto en poner "me gusta, continúalo" ¬¬.
Se aceptan críticas, ya sabéis
Capítulo 1
La vida no es justa. ¿No te lo han dicho nunca? No es justa. Ni la vida, ni la muerte. Yo me compro camisetas de cuatrocientos euros, y un niño muere de hambre cada tres segundos. Yo me baño todas las mañanas con la cantidad de agua que un poblado necesita para beber. La vida no es justa.
Shhh, calla. ¿Oyes eso? Espera, no digas nada. Contén la respiración unos segundos. Ah, ¿lo has oído? Es un ruido extraño y rítmico. Pero si no guardas silencio, no lo oirás. Ahora es un poco más rápido. Ven, pega la oreja a la pared. Pon la mano aquí, justo debajo de ese cuadro hortera de la flor. ¿Lo sientes? La vibración que captan tus dedos va a la par con los sonidos, ¿a que sí? No te preocupes. Va a terminar en seguida. Que sí, ya verás. Sólo quedan unos segundos. Lo sé porque el ruido es algo más fuerte, tú también lo has notado, ¿no? Es imposible no haberlo notado. Ya está. Ya se ha acabado. Te lo dije, ya soy un experto. ¿Sabes lo que era eso? Era mi novia tirándose a mi hermano. No es que me moleste demasiado, claro, sólo lo decía como dato.
Nota para evitarme posteriores aclaraciones: Jannette tiene unas tetas enormes.
Te diré que esto que acabas de presenciar no es nada nuevo. Tengo una lista mental muy precisa en la que hago medias aritméticas de cuánto tardan. Según mis cálculos, Jannette –oculta detrás de sus tetas– tiene que entrar en mi habitación en tres… dos…uno… Clack. Eso ha sido Jannette accionando el cerrojo de la puerta con la tarjeta de plástico cutre.
Alguien me dijo la semana pasada que, en una película, una chica se ponía implantes, pero en lugar de silicona le metieron unos gusanos que salían de los pezones y se cargaban a la gente. No he dejado de sentime incómodo cada vez que me la tiro desde entonces. Prefiero que me la chupe, es menos probable que los gusanos me devoren la cara. Podría pedírselo ahora mientras se acuesta pensando que estoy dormido, pero eso no le gusta. Si se lo pido yo, entonces soy malo. Si se lo pide Tom, es que él es así. Tócate los cojones.
Como ya te he dicho antes, que Jannette se tire a mi hermano no me quita el sueño. Más bien me resulta del todo indiferente. Tengo que admitir que la primera vez que los escuché, así como hoy, me llevé un disgusto. Estaba más que enfadado, por lo que decidí salir a que me diera el aire antes que echar la puerta abajo de una patada y matarlos a los dos. Ya veo los titulares. Bill Kaulitz se rompe una uña mientras masacra a su hermano y a su novia con un abrecartas. Más de una lloraría, seguro. Y más de una se imaginaría que estaba celoso porque Jannette se tiraba a Tom, y no yo.
Voy a hacer un breve inciso. Tom y yo no estamos liados. Nunca lo hemos estado. Me repugna pensarlo. No lo digo por nada, de verdad. Pero ahí lo dejo. No me vuelvas a preguntar por ello.
Bien, siguiendo la historia, después de escuchar los inconfundibles gemidos de mi novia, salí a la calle. Hacía una buena noche, con la luna llena brillando sin ninguna nube alrededor. Estábamos en un hotel del centro de a saber qué ciudad, y acababan de darnos unos premios, ni siquiera recuerdo cuáles. Mientras yo salía, me encontré en el hall con ese rapero prepotente. Al parecer se hospedaba en el mismo hotel que nosotros. Ya lo había visto en la entrega de premios, pero no imaginé que en un hotel de lujo dejasen entrar a esa clase de gente. Eché un vistazo rápido para asegurarme de que no había fans en la puerta, y traté de omitir por completo al rapero mientras salía y hablaba con los de seguridad para que me dejasen salir tranquilo. Nada más respiré el aire contaminado de Berlín- cierto, era Berlín- saqué un cigarro del bolsillo de la chaqueta y le di una calada con ansia.
-Te noto algo alterado- escuché una voz grave tras de mí. Mierda, Bushido.
-¿Por qué no te metes un dedo en el culo y bombeas?- me abroché la cazadora y di por terminada la conversación echándome a andar. Pero él no pareció captar mis sutilezas.
Noté cómo su figura me daba alcance y luego se amoldaba a mi paso. Olía bien, conocía esa colonia. One Million. Me recordó que tenía que llamar a Mat Gordon la próxima vez que fuera a Estados Unidos. Una de las ventajas de tirarse a un modelo, es que él no espera más de ti de lo que tú esperas de él. Y créeme, no puedes esperar demasiado de alguien que sale chasqueando los dedos en un anuncio de televisión. Agradece mi consejo, es de los buenos. Nunca digo las cosas porque sí. La colonia mezclada con su olor corporal me resultaba atrayente. Era un tipo bastante sexy, pese a que intentaba esquivar ese pensamiento con todas mis fuerzas. Bushido no podía parecerle sexy a Bill Kaulitz. A Bill Kaulitz le parece sexy Jonathan Rhys Meyers, no Bushido. Bueno, las tetas de Jannette no están mal. Aunque eso ya lo he dicho, creo.
Ahora, acordándome de aquello, me ha entrado la risa. Lo estoy intentando, de verdad que intento que no se despierte. Por Dios, que no se despierte. Oh, vale, despiértate, si lo que quieres es hacerme una paja. Creo que esta chica tiene un grave problema con su sexualidad. Tengo una teoría al respecto. Si aparta los dedos de ahí, te la cuento. Vale, será mejor que te vayas. Vuelve de aquí a un rato.
. . . .
-¿Te pasa algo?- preguntó el rapero.
-Nada en absoluto.
-Nadie lo diría- alzó las cejas y lo miró tratando de imitar una sonrisa inocente.
-En serio, no quiero hablar con nadie, y menos contigo. Lárgate- espetó el joven.
-Vamos, Bill. Soy un buen tío, sé escuchar- insistió.
-¿Qué interés tienes en escucharme?
-No tengo otra cosa que hacer- se encogió de hombros en un gesto resuelto-. Vamos a tomarnos una copa.
-Métete la copa por el culo.
-Sólo estoy intentado ser amable- se defendió.
-Mira, estoy cansado, ¿vale? ¿Por qué no te largas?
-No seas así. Venga, sólo una copa.
El joven alemán se encogió los hombros, cansado de su insistencia. Suspiró mientras lo hacía para darle a entender lo cargante que le resultaba, pero aun así se preguntaba qué se le había pasado por la cabeza.
Caminaron en silencio, buscando un lugar donde pasar el rato. Era sábado por la noche, no era de extrañar que hubiera algo decente por el centro de la ciudad alemana. De vez en cuando, Bill echaba miradas sospechosas sobre su acompañante, cargadas de inseguridad y desconfianza.
-¿Cuál es tu nombre real?- rompió el silencio. El rapero le miró con la pregunta escrita en los ojos-. Ya sabes, con apellidos y eso.
-Ah… eh… Anis Mohamed Youssef Ferchichi- recitó con voz grave.
-… ¿qué?
Bushido reprimió un gruñido. No le gustaba demasiado que se burlasen de su nombre.
-¿Ferchichi? ¿En serio?- inquirió Bill con una voz graciosa. El mayor no pudo evitar sonreír de lado.
-¿Qué le pasa a mi nombre?
-No, nada. Sólo que… Ferchichi- volvió a pronunciar con su peculiar acento sin darse cuenta. Bushido volvió a sonreír. Le gustaba escucharle hablar. Sólo esperaba que no fuese de los que soltaban verborreas insufribles.
Se sorprendió al escuchar la melodiosa risa del cantante, fresca y auténtica, como él. Le pareció volver a escucharle repetir su apellido una vez más mientras empujaba la pesada puerta de un pub oscuro y se reía en voz baja.
No era el lugar más agradable de toda la ciudad, pero era oscuro, perfecto para que nadie les reconociera. Bushido fue a pedir un par de vodkas y volvió con las copas en la mano al sofá donde Bill se había acomodado, al fondo del local. El hombre se sentó a su lado, resoplando y echando la cabeza hacia atrás, de forma que Bill tuvo una fantástica vista de su nuez. Demasiado atrayente. Apartó la mirada y se centró en reprimir un escalofrío cuando el ardiente alcohol bajó por su garganta, abrasándola.
-¿Y bien?- preguntó Bushido rompiendo el silencio-. ¿Qué es lo que ocupa la mente del cantante de Tokio Hotel?- pareció decir el nombre del grupo con burla, por lo que el chico se vio obligado a contenerse y no tirarle la bebida por encima.
-Mi hermano se está tirando a mi novia- resolvió sin más, sin ganas de discutir. Estaba cansado.
-Pues qué putada- el rapero frunció los labios y asintió varias veces con la cabeza, quedándose después en silencio.
-¿Eso es todo lo que tienes que decir?
-¿Qué quieres que diga? Te irritas con cualquier cosa que digo.
-Quizás sea porque eres irritante- dijo Bill con voz de entusiasmo, aunque el rapero captó el sarcasmo.
-¿Sabes? Creo que piensas demasiado. Creo que si te pusieras a escribir, podrías sacar una buena canción de todo esto- sugirió omitiendo el claro mensaje del chico de que debía cerrar la boca si quería ganar puntos.
-Ya lo había pensado antes, pero mi mente es una jungla salvaje- murmuró. Puede que su organismo no estuviera acostumbrado al vodka.
-¿Sí? ¿Por qué?- se interesó sonriendo. Pegó un largo trago de su bebida, terminándosela.
-Mi cerebro está lleno de tonterías sin fin.
-¿Tonterías? Tío, tu hermano se está tirando a tu novia, no estás para tonterías- soltó un par de carcajadas que contagiaron al joven.
-¡Lo sé! Pero mi cabeza no lo asimila. Hace un rato, mientras cogía la chaqueta para salir, me he dicho: quiero escribir una canción. ¿Por qué no lo consigo? Vaya, llevo el cinturón rojo, ojala llevase el blanco, pero está en Hamburgo- Bushido alzó una ceja, incrédulo-. Casablanca. Casablanca es una película maravillosa. ¿La Casa Blanca? Bush, ¿Por qué no tengo un híbrido? Debería tener un híbrido. Debería ir al estudio en bici. Bici, bicicleta, monociclo, monóxido. Disco de hockey. Serpiente de cascabel. Mono, mono, lencería.
-¿Hockey, cascabel, mono, mono, lencería?- acto seguido, rompió a reír.
-Es lo quería decir. Está lleno de cosas raras
*- definitivamente, a Bill estaba empezando a afectarle esa copa. Y Anis lo sabía, por eso pidió otra.
El joven se rió con el buen humor que le transmitía Bushido. Igual no era mal tipo, después de todo. Quizás darle una oportunidad no era mala idea del todo.
. . . .
Lo siento, he tenido que subir a la terraza del hotel para alejarme de ella. Tenía pensado contarte mi teoría a cerca de la sexualidad de Jannette, pero la he olvidado por completo. Creo que tenía algo que ver con un complot del gobierno, pero no consigo recordarlo. Es igual, tampoco es importante.
Me siento extraño. Me toco el pecho, y sigo siendo yo. Mi pelo, mis manos, mi tripa, mis labios. Soy yo. Pero hay algo que no está bien. Hay algo en mi cabeza que sabe que algo no va como debería, pero mi consciente se niega a asimilarlo del todo. Mira, aquí está. Maldito subconsciente. ¿Ves cómo me tiemblan las manos? ¿Has visto? Toca aquí. ¿Lo notas? ¿Notas cómo late mi corazón? Va muy deprisa. Estoy llorando. Estoy llorando, y mi mente está totalmente bloqueada. ¿Por qué no soy capaz de reprimirlo? Espera. Creo que ya lo he asimilado.
Te podría hacer esperar y desvelar el misterio al final, ¿verdad? Sé que lo único que esperas leer aquí son escenas subidas de tono, y probablemente te importe menos que nada la historia que hay detrás. Si estoy en lo cierto, será mejor que dejes de escucharme. En serio, no voy a complacerte contándote lo maravilloso de una relación de sexo sin compromiso. Lárgate, no te va a interesar.
Esta historia te la cuento a ti. Tú, que sigues escuchando. Tú, que te has interesado por mi historia. A ti, y sólo a ti, voy a decirte una cosa. Esto no tiene un final feliz. No habrá un “vivieron felices y comieron perdices”. Principalmente, porque Anis no come perdices. Ni yo tampoco, para serte sincero. No me gustan.
No voy a hacer que te muerdas las uñas esperando al siguiente capítulo, ni siquiera que hagas estimaciones a cerca de qué ocurrirá. No quiero. Sólo quiero que escuches. Y me da igual contarte el final, porque no me interesa en absoluto si lo sabes o no. El final no es importante. Cuando rompes una relación, no la recuerdas por el final que tuvo. Recuerdas buenos y malos momentos, recuerdas ese primer beso, las primeras palabras, las risas, los llantos, aquel regalo envuelto en papel de periódico. Eso es lo que cuenta. ¿Quiere decir esto que no me importe lo que le ha pasado a Anis? No seas retorcido. Me importa. Aunque sería más agradable poder olvidar. Las tragedias no sólo te parten el corazón. Las tragedias te ayudan a seguir adelante, te hacen más fuerte. ¿Quieres saber cómo he llegado a esto? En ese caso tendrás que esperar. No sé cuánto. Un día, una semana, un mes. No lo sé. Pero si vales la pena, sé que seguirás esperando.
Como ya he dicho antes, la vida no es justa. Yo me compro camisetas de cuatrocientos euros, y un niño muere de hambre cada tres segundos. Yo me baño todas las mañanas con la cantidad de agua que un poblado necesita para beber. Mi hermano se tira a mi novia, y yo a su rapero favorito. Mi hermano sigue tirándose a mi novia, y mi rapero ya no está. ¿Injusto? Eso lo voy a dejar en tus manos. Tú decides.
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*Las Chicas Gilmore. No sé el capítulo, lo siento :(